Marionetas gigantes y comparsa




Descubriendo el mundo de la comparsa y de las marionetas gigantes, en el cual surfié un poco en diciembre con la comparsa del teatro Barra del Silencio, observo las siguientes compañías:


Todas ellas a propósito de la primera de las mencionadas, compañía a la cual arribo porque inspiró al Circo del Sol, que a su vez se ha estado moviendo dentro de mi panorama actual porque resulta que algunos conocidos que me incluyen en sus proyectos quieren hacer un Circo del Sol en Medellín, de la forma más criolla y ridícula posible en un contexto caracterizado por la pobreza en todas sus variantes y niveles. Llegué a la mencionada compañía inspiradora por su nombre, "Pan y marioneta"... https://es.wikipedia.org/wiki/Bread_and_Puppet_Theatre .

De todas formas, también he descubierto con desazón que a veces las compañías y grupos olvidan el mensaje que pretenden transmitir, llegando a ser incoherentes. Por ejemplo, hacen obras sobre ecología y cuidado de la naturaleza de formas completamente antiecológicas, usando materiales contaminantes que nos hacen recordar que una gran parte de la basura del mundo proviene de la industria y labor de entretenimiento, que muchas veces es, digámoslo, completamente innecesaria, lo cual puede evidenciarse porque, si no se realizara el montaje u obra, simplemente no echaríamos de menos nada, cosa distinta a si falta alimentación, salud, o agua.

Muchas veces equiparé el arte al alimento. Decía que el arte y la cultura eran otras formas de alimentarse. Ahora me inclino más hacia lo contrario, opino que hay ciertas costumbres humanas que son más apegos y comodidades pequeñoburguesas, que reales necesidades, y que evidencian más una ceguera y falta de conexión con el entorno y las necesidades más acuciantes de la humanidad que una intención real por mejorar la vida que llevamos como ecohumanidad.

Se dice también que la educación que transmiten ciertas obras artísticas es importante, y puede ser que sí, que a alguien con buena memoria le cambiaran la vida. Opino que esos chispazos son muy afortunados, y también que pensar que un fuego artificial tiene gran potencial para cambiar la vida, es un pensamiento muy común en nuestra sociedad actual, impaciente e inconsciente del maravilloso potencial de la espera y el silencio. A mí, en lo personal, una catalina de escasa memoria y poca constancia, me ha resultado más transformador la relación con alguien, que con una cosa. El arte, finalmente, no resultó para mí tan terapéutico como la relación continuada, la conversación pausada, el ritmo semanal de estudio, el contacto mantenido con mis amigos durante varios años. De sólo ver sus vidas ya aprendo. De sólo escuchar ya me inspiro. De sólo sentirlos ya me consuelo. De sólo amarlos ya me fortalezco.

Muchas veces las personas van y ven las obras, y es eso, no hacer, sino simplemente ver. Entonces, al no involucrarse, no se aprende tanto, y eso ya lo dijo mucho y muy bien y más mejor Augusto Boal. Puede ser que sí, que uno haga teatro y eso lo transforme, y ¿no es la relación con el otro lo que está transformando? ¿No es la conversación antes y después, el compañerismo o la amistad que se teje lo que también promueve un montón de transformaciones internas? ¿Será más la disposición al autoanálisis, a la mirada introspectiva, lo que posee esa maravillosa alquimia? Es decir, que si uno hace teatro esperando que eso cambie su vida porque le ayuda a descubrirse y conectarse consigo mismo como única herramienta, está desorientado. Pues podrá uno hacer más si se propone lo mismo de una manera integral, y no fraccionada.

Porque el autoconocerse es una labor unida e imbricada a la vida, y tanto se puede hacer sembrando, abonando, regando y cosechando una lechuga como haciendo un personaje, con la diferencia de que lo primero enseña algo que el teatro jamás podrá, y es que Tierra Somos, que estamos unidos a los ecosistemas, hacemos parte de ellos, parte indisoluble, y es algo que a veces las artes muy tristemente no han tenido en cuenta, porque los seres humanos que las hacen, tampoco saben que son parte de los ecosistemas, y que son Tierra, Hum-us, Hum-anidad, y entonces, que pueden tener Hum-ildad. Y a mí eso me explicó por qué es tan difícil encontrar humildad en el contexto teatral, y me convenció aún más de que una labor terapéutica y de salud, así como un autoanálisis consciente y sin metáforas, como labor constante, educativa y autoeducativa, es  más efectiva para lograr precisamente esos objetivos. Porque mi por qué y para qué, mi anterior motivación para el arte y el teatro y las marionetas y todo eso era precisamente, dizque la autosanación y sanación de los demás. Entonces, encontrando métodos más efectivos, es natural que las marionetas gigantes y toda la inversión en energía (tiempo, dinero, esfuerzos, etc.) resulten ser vistas como desgaste.

Otra cosa es la comparsa en contexto comunitario, que evidentemente sirve y ha servido para unir, para articular, para juntarse y minguiar en torno a algo.

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